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Ser corrector en Venezuela...


Como si fuera fácil ser correctora, además, vivo en Venezuela.

Explico. Un meteorólogo puede decir «Hoy tendremos un día hermoso y soleado» y a los cinco minutos empieza el diluvio universal. En alguna parte leí eso de «Quien fuera meteorólogo, que por más que se equivoque no lo botan del trabajo». Nadie cuestiona estos errores, todos nos acostumbramos a ellos. Otro ejemplo: señala BBC (2016)* que la tercera causa de muerte en los EEUU son los errores médicos (y si no hay datos similares de otros países es porque no se investigan). Los errores médicos se ignoran y los meteorológicos no importan.

Bien, eso no sucede con un corrector esté donde esté. En este oficio corriges 800.000 caracteres y algún acento se te pasa. Cuando eso sucede, el mismo autor que ha cometido el error forma un escándalo de antología. 
   
Pero para el corrector en Venezuela los problemas son mayores y acá viene mi explicación en dos partes.

1.-  Como Venezuela es un país rentista, dependiente del petróleo, cuando este producto ha tenido precios elevadísimos muchos venezolanos han viajado al exterior exhibiendo lo peor de nosotros.

A mediados de los setenta los venezolanos viajaban, por lo general a Miami, a pasear y a comprar. No eran conocidos por inundar los museos o los recitales, sino por comprar. Era tal la actitud de derroche y consumo que aquí se acuñó la frase «Ta´ barato, dame dos». Así que la fama de los venezolanos por fuera, en ese entonces, era la de bochincheros, derrochadores, borrachos y anárquicos.

A principios de la segunda década del dos mil ocurrió lo mismo, pero peor. Los venezolanos viajaban a comprar zapatos o cualquier pendejada y a cambiar los dólares que el estado otorgaba con precios preferenciales, a través de la tarjeta de crédito, por efectivo, para aprovechar las diferencias cambiarias (entre el dólar oficial y el dólar en la calle) que ya empezaban  a ser enriquecedoras. Así que en esa temporada de «buena vida», además de los motes de bochincheros, derrochadores, borrachos y anárquicos, se agregó el de tramposo. 

Con estas credenciales, lo que se piensa de nosotros en el exterior es que la cultura se riñe con nuestro ADN. Es difícil que en otros países se piense que en Venezuela puede haber buenos correctores.

[Ahora que la gente está huyendo del país, porque aquí ya no se puede ni comer, han salido otros: cultos, talentosos, trabajadores que esperamos ofrezcan una visión más favorable de lo que somos]

  2.- Hasta hace poco la perversa relación que el Estado instauró con respecto al dólar que, a) establecía para el dólar oficial un precio distinto y muy por debajo de lo que costaba en la calle, b) entregaba los dólares oficiales a amigos y empresas corruptas para su beneficio con el intercambio; hacía que cualquier extranjero pudiese venir al país, alojarse por una semana en una linda posada en Los Roques tomando whisky  del más costoso, por apenas unos 100 dólares que cambiaba en el mercado paralelo.

Ese dólar paralelo, que se cambiaba por muchísimos bolívares, le hizo creer a los extranjeros que aquí en Venezuela con un dólar podíamos vivir un mes. Debido a esto, cuando un corrector acá le dice a una editorial o a un autor que por ese trabajo de corregir 800.000 caracteres con espacio le vas a cobrar 120$, (lo que significa 0,15 centavos por matriz, un 81,25% menos de las tarifas en España); te responde que lo que está dispuesto a pagar son 50$ (yo no lo acepto aunque no tenga para comer, pero imagino que muchos sí). Lo que entiendo es que Venezuela ha lanzado al mercado global más esclavos de los que ya tenía y los buitres aprovechan.

Entonces, los correctores de este país tenemos dos terribles elementos en contra: la creencia de que no somos capaces y de que 50$ nos podrían servir para vivir un año.

Y aquí estamos, tratando de derrotar los supuestos.

*https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/05/160504_salud_errores_medicos_tercera_causa_muerte_eeuu_il

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