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Cuentos del espléndido mundo virtual

Aunque el siguiente no es un artículo sobre edición y corrección, sino escrito para la revista Poetas & Escritores Miami, igual lo voy a colocar aquí, porque no tengo tiempo para abrir otro blog con lo que vaya escribiendo.

«Nunca creí, en toda mi vida de escribir historias,
que la literatura pudiera depararle dolor verdadero
a un personaje de ficción»

Mirta Bertotti o Hernán Casciari (como prefiera)


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A finales del año 2003 me topé, por las buenas casualidades, con un blog llamado El blog de la mujer gorda. Para ese entonces no traté de averiguar la historia detrás de la historia, solo me divertí un montón leyendo la vida de Mirta Bertotti, mientras pude. Al siguiente año le perdí la pista, pero una década después (mientras me tocó jugar banca en un trabajo), con mucho tiempo libre, empecé a buscar como posesa a la bendita mujer gorda, hasta que la conseguí. Para ese momento sí que fue inevitable conocer los sucesos detrás de la pantalla del ordenador.

El autor del blog no era una mujer, sino Hernán Casciari, escritor argentino residenciado ―cuando lo escribió― en España. Su blog de la mujer gorda había sido tan exitoso que en el año 2005 fue elegido como el mejor de su clase por Deutsche Welle. Como era de suponer no faltaron quienes quisieran aprovechar el público ya existente; ganó la apuesta el grupo Penguin Random House por lo que las editoriales Sudamericana, en Argentina; Grijalbo, en México y Plaza & Janes, en España, publicaron el libro ―cada una su edición― con el nombre Más respeto que soy tu madre.

De forma paralela al éxito de ser publicado en papel, en Argentina, en 2009, Antonio Gasalla, actor y productor de teatro adaptó la obra, que consiguió en el país más de un millón de espectadores. 
En el 2013, cuando reconseguí el blog, Casciari había roto con las editoriales que le publicaron y lo ofrecía nuevamente sin las ediciones, como originalmente lo parió ―eso creo― y GRA TUI TO.  
Suerte para mí de nuevo, lo pude leer. Los cuentos de Mirta Bertotti y su familia me resultaban tan entretenidos que, al contrario de lo que hago con otros libros, lo dosificaba como un chocolate, un capítulo al día, esperando que no terminara nunca. No consideraba, en ese entonces, que la brevedad es un constituyente de Internet. Hoy ya no se consigue el blog, pero el libro lo puedes adquirir a través de la editorial Orsai, también creación de Casciari, o descargarlo gratuitamente, que el autor no se va a enojar.

Las razones por las que escogí a Casciari para hablar de esta arista (la brevedad) en la relación literatura e internet son varias: a) me gusta como escribe, el desenfado y el humor no se riñen con la literatura; b) sigue publicando de forma gratuita y ha hecho un marketing exitoso a través de sus pódcast, páginas, YouTube y presentaciones, que bien pueden servir de ejemplo y c) el blog de la mujer gorda, de acuerdo con Sanz y Romero1 (p. 256) fue el primer blog en español en aparecer en versión impresa.

BASDALA

«Basdala»2 es la historia de un suceso vivido por Casciari que resumo así: Basdala era el nickname o seudónimo de un seguidor de la mujer gorda, su nombre real era Miguel Ángel. Miguel Ángel muere y su hermana le envía a Mirta Bertotti una carta que el chico había dejado para ella; tal fue la tristeza que la autora le dedicó una entrada en su blog. Al final del cuento Hernán escribe que Miguel Ángel seguía vivo y que su muerte había sido una mentira, un timo que planeó cuando descubrió que Mirta era, en realidad, Casciari.

Bien, yo leí el blog y no recuerdo ninguna entrada sobre Basdala o Miguel Ángel y, aunque la falta de memoria no sea prueba de delito, no le creo ni un poquito a Casciari, para mí este cuento es el mejor review  que se haya hecho sobre la novela y sirve para abordar el tema del anonimato, de quién escribe y de quién lee, de cuán reales pueden ser las historias con las que te consigues, o de qué es lo buscas en internet.

Aunque el tema da para mucho más, porque cualquier escritor busca en lugar de anonimato notoriedad, la cuestión es que en internet los autores ya no pasan sus libros por el tamiz de las editoriales, la validación del contenido no la hace un editor, sino directamente el público. Nosotros, los lectores, tenemos acceso sin mayores costos a la literatura, porque para que un autor se valide ante el público debe ofrecer, por lo menos al inicio, sus contenidos gratis; (y pongo el ejemplo no solo de Casciari, sino el de Mark Dawson quien después de ofrecer su primer libro gratis, ha obtenido, por ventas en Amazon, hasta 450.000$ anuales3). 

El problema entonces somos los lectores.  Siempre vamos a conseguir temas interesantes para leer en el gran bazar que es el mundo digital, cómo nos aproximamos a ellos (y a cuáles), es un asunto completamente nuestro.

A CADA QUIEN LO SUYO

Para este aparte voy a ir con otro cuento, esta vez mío. Esperaba que una amiga saliera de su trabajo, a ella le faltaba bastante así que, como estaba pendiente de este artículo, le pedí que me prestara una computadora para leer a Zygmunt Bauman, autor que plantea el tema sobre la desestructuración social que implican los tiempos líquidos; ella me ofreció la computadora de su secretaria. No recordaba cómo se escribía Zygmunt, así que empecé mi búsqueda por Bauman. Google me devolvió millones de resultados con todos los Bauman de Facebook, Tweeter o Instagram, del filósofo nada. Intenté nuevamente con la expresión «tiempos líquidos», de los millones de resultados las primeras páginas referían grupos musicales, bares o páginas de Facebook; en definitiva, no conseguí lo que buscaba.

Al siguiente día, preocupada por saber si este señor había sido un invento de mi imaginación, o si estaba al inicio de una terrible esquizofrenia, en mi computadora escribí Bauman, lo primero que apareció fue  la referencia de Wikipedia para Zygmunt Bauman y luego diversas páginas sobre el autor y sobre el libro de mi mortificación (ahh... respiré aliviada, no lo había inventado).

Este cuento, unido a otros que no tengo espacio para relatar, me hacen concluir que, en efecto, los buscadores rastrean nuestra IP y nos ofrecen lo que estamos acostumbrados a pedir, si no somos lectores no vamos a encontrar LECTURA, así con mayúscula.

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Notas:
1 SANZ Amelia y Dolores ROMERO, editoras (2007) Literatures in the digital era: theory and praxis Cambridge Scholars Publishing.
2 «Basdala», el cuento completo, se puede leer en: https://hernancasciari.com/blog/n3_basdala/
3 Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (2018) Radiografía de la autopublicación en América Latina. Bogotá, Colombia.

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