Buscar en este blog

¿De dónde salió esto de corregir?


En alguna parte escribí que todo el que corrige lo hace para dársela de sabiondo, pero no todo el tiempo es así. Ahora corregimos por el puro y «cochino» dinero. Y es que, como están las cosas, acá no se puede sobrevivir sin divisas, de allí parte este cuento.

Me conseguí, casualmente, a una amiga conocedora de mi profesión y habilidades para detectar errorcitos y errorzotes quien me pidió que revisara un libro que estaba preparando. En un primer momento no sabía cómo dejar constancia, en el documento en Word, de los errores corregidos; San Google me dio la respuesta que me envió a la pestaña revisar, (¡qué maravilla!) y desde ese momento sentí que entraba a un mundo profesional hasta entonces desconocido.

Pero lo amateur no se quita con la pestaña «revisar», poco a poco he ido entendiendo que la corrección es un arte con muchísimos caminos e intríngulis, y por supuesto mientras más descubres,  más profesional te haces (y no creo que eso tenga un límite).

Como tengo más de dos años haciendo esto, sin documento que me acredite, se me ocurrió hacer un curso on line. Qué pérdida de tiempo, el curso no pasó del tema tipográfico básico y cómo conseguir los símbolos apropiados en el teclado de la PC, y, en realidad, para eso basta el buscador. De verdad que, como mínimo, en esos cursos, deben tener un módulo sobre la actitud de los autores frente a la corrección: la segunda regla de Botsford, (en otro artículo escribiré sobre esto) se cumple de forma inevitable.

Bueno, para hacer el cuento corto, en este tránsito me he dado cuenta que he aprendido ―tanto de la gente como de las reglas de la Real Academia―, lo que no había aprendido en todos los años en la universidad, ni como estudiante, ni dando clases, y conociendo lo que conozco ahora debo decir para finalizar:
·         Ningún autor, por muy preparado que crea estar, debe publicar sin que antes su trabajo pase por los ojos de un buen corrector.   
·         Ningún corrector está a salvo. No importa si en un documento conseguiste 10.867 errores, si se te pasó una tilde, eso será suficiente para que descalifiquen tu trabajo. El ejemplo es real.  

Marina Araujo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes dejar tus comentarios acá.